martes, 2 de marzo de 2021

LA PRIMERA VEZ

 


Las puertas acaban de abrirse, pero no me atrevo a pasar. La luz me ciega, me asusta y me quedo quieta, muy quieta.

La oficial me dice que avance, que ahora soy libre, se acabó sufrir más, que ya cumplí mi condena y no le debo nada a nadie, pero tengo miedo de salir!

-Lo mejor será que te sientes un poco en ese banco que tienes a tu derecha y asimiles donde estás y que es lo que quieres hacer.

-De acuerdo!, le digo, creo que es lo mejor!


Así que pongo mi bolsa con las pocas cosas que he guardado durante estos años de encierro: Cepillo de dientes, libreta donde escribo mis pensamientos, cepillo, bolígrafo y una foto de mi madre y de mi hija Sole que no he dejado que me tocasen nunca, y que toda arrugada he tenido siempre en el bolsillo de eso que se podría llamar uniforme carcelario.

Podría decirme cualquiera que ahora debía pasar página y tener una nueva vida, pero me da mucha pereza y debo enfrentarme a toda esa gente… me asusta la idea de pensar que me vuelvan a ver como la víctima, la que necesita ayuda o la que no sabe hacer nada por sí misma. Sus miradas me incomodan!

Esos eran los verdaderos monstruos, mis verdaderas tinieblas a las que debía enfrentarme y a las que debo enfrentarme.

- Seguro que no será para tanto! Decían unos y unas también.

-Ahora la gente joven no aguanta nada!

- Fue lo mejor que pudo hacer, toda la vida aguantando sus palizas y humillaciones… era normal! Hasta en plena calle, delante de sus vecinos lo humillaba…

Pero nadie decía nada, todos lo sabían pero para esa gente era normal pues no les tocaba en primera persona, ella era la que tenía que soportar sus gritos, malos modos y aberraciones cuando llegaba del bar borracho hasta no poder más!

Su hija vivió todo eso, y aunque su madre se lo intentó advertir y llevarla a su casa, ella nunca dijo que si. Se quedaba por lo de siempre, la hija!, es que lo quiero! Y lo peor de todo era que todos esos años que luchaba y vivía gracias a esa rutina que le proporcionaba su hija, su bolsa, la pequeña crisálida donde se metía cada vez que su día a día se hacía más horroroso, menguaba y menguaba hasta lograr un cierre hermético imposible de derribar en ese momento!.

Pero el día llegó y ahí si que no pudo más. Ese día llegó borracho como tantas veces, y se juntaron una serie de consecuencias. Encontrara trabajo durante unas horas y eso me permitía ser un poco yo, tener vida, pero el quería una mujer de estar en casa, con su comida en la mesa, su ropita planchada y su servicio exclusivo y yo no sé porque entré en ese juego desde el principio. Me dejé llevar… y ahora estoy aquí pagando por mis consecuencias, por no escuchar las advertencias de mucha gente y por creer en esos cuentos maravillosos de príncipes encantados!

Por eso las primeras veces son tan complicadas, se tiene tanto miedo! Hasta que se encuentra el valor, en la rabia, en el momento que trata a tu hija de esa manera, en que te levanta la mano y va la cocina e intenta agredirte. En ese momento, la primera vez se vuelve experiencia de años pasados, y la solución que encuentras es la explosión a la que tu cuerpo te lleva después de estar tantos años encerrada en esa crisálida impenetrable, que tu misma te has encargado de sellar y sellar con cola indestructible, y como si se tratara de una detonación, de un petardo de fiesta de verano, EXPLOTA! Y lo haces… le matas!

Con el tiempo te das cuenta que te han quedado cosas en el camino, que quizá fuera otra la solución, porque has dejado a una niña sin su madre, y no sabes si esa niña entenderá lo que hiciste. Tu madre te ayuda y la ha cuidado todo este tiempo, pero… tengo otra primera vez después de este tiempo encerrada, y es el reencuentro de la vida diaria con ella.

Así que lo mejor será marcharse, coger mi bolsa de los recuerdos de encierro y comenzar mi primer nuevo día en este nuevo mundo que apenas conozco.

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