miércoles, 29 de septiembre de 2021

 

ANCARES DE VERDE




    Si se pudiera definir un paisaje con un color, el que elegiría sería el verde para la montaña. Hace poco estuve en la montaña luguesa, en Os Ancares, y créeme si te digo que salir cada mañana al balcón y respirar ese aroma húmedo, con árboles que crecen a un ritmo lento pero firme, cargaba mis pilas para el resto del día.

   Siempre desconcierta un poco, sobre todo yo que soy de costa, el no ver algo al fondo: El color azul del mar en verano y el azul verdoso me acompañan siempre, y por mucho que libros infantiles asignen a ese color un sentimiento de tristeza para mi es casi siempre de relajación. Aun así necesito visitar la montaña de vez en cuando. Desde allí, mi vista se va al río, los castaños, construcciones en pausa o las vacas paciendo sin estrés. El sonido de pájaros o el cencerro permiten recordarme la ausencia de prisas de ese lugar. Inmersa en ese paisaje de montaña rusa, surgen nubes mañaneras que parecen dibujadas; ellas, finas y blancas, se penden del aire de Cervantes (cerca de Piornedo) para, si cabe, equilibrar un poco mas, la postal.





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